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Tanto en el jardín de niños Waldorf como en el jardín de niños Montessori se trata al niño pequeño con gran reverencia y respeto; sin embargo, destacan contrastes entre los dos, como la manera en que abordan el juego, cómo consideran la fantasía, los juguetes, el desarrollo social, la estructura y el orden y cómo y cuándo fomentan el desarrollo intelectual.

Juego, fantasía y juguetes
En los jardines de niños Montessori se enfatizan las tareas y actividades basadas en la realidad y dirigidas a esta. Madame Montessori consideraba una equivocación que los niños se entregaran a los juguetes, pensaba que el interés de los niños en los juguetes duraba poco tiempo si carecía del interés intelectual de relacionarlos con los tamaños y los números. En Montessori, cada material se relaciona con un concepto específico de aprendizaje y sigue un procedimiento, paso por paso, para su utilización. Las barras numéricas, por ejemplo, no se deben transformar en los muros de un castillo.

En las escuelas Waldorf, el juego se considera como el trabajo del niño pequeño. La magia de la fantasía, tan viva en los pequeños, es parte integral del trabajo de la maestra con los niños. La maestra incorpora la narración de cuentos y la fantasía en el currículo. En Waldorf se considera necesario valorar a los juguetes como elementos que ayudan a los niños a recrear sus experiencias de vida, tal y como suceden. Cuanto menos terminado y más sugestivo sea un juguete, mayor es su valor educativo porque enciende la vida imaginativa del pequeño. Así, los juguetes en el kinder Waldorf pueden ser trozos de troncos de madera, conchas de mar, retazos de telas de color (de seda o algodón) para elaborar un disfraz o construir una casa, muñecas de tela con un mínimo de detalles en la cara o la ropa, etc., favoreciendo así un juego libre e imaginativo.

El énfasis Waldorf en el juego en la primera infancia lo describe muy bien Joseph Chilton Pearce en su libro Magical Child (Niño Mágico), cuando dice que “la gran regla es: juega en la superficie y el trabajo se realiza debajo. Para el niño, el tiempo siempre es ahora; el lugar, aquí; la acción, yo. No tiene la capacidad para entregarse a nociones adultas sobre la fantasía y el mundo real. Solo conoce un mundo: el mundo muy real en el que juega y con el que juega. Los niños no juegan a la vida. El juego es la vida.”

Como expresaba Piaget: “El juego es una realidad en la que el niño cree cuando se encuentra solo; así como la realidad es un juego que está dispuesto a jugar, con el adulto o con quien sea que crea en ella... por ello tenemos que decir del juego del niño, que constituye una realidad autónoma, entendiendo que la realidad ‘verdadera’ a la que se opone es considerablemente menos ‘verdadera’ para el pequeño que para nosotros los adultos.”


Desarrollo Social
En el salón de clases Montessori, una gran parte del trabajo del pequeño se enfoca en aprender tareas individuales. Por ejemplo, los niños pueden trabajar de manera independiente en un tapete, haciendo cada niño una tarea diferente. Solo el maestro, como facilitador, puede intervenir si se lo pide el pequeño. La socialización ocurre en no interrumpir la tarea del otro, en ayudar a un niño más pequeño a aprender una nueva actividad, o en esperar el turno si algún material está siendo utilizado.  La filosofía Waldorf enfatiza que los pequeños aprenden gradualmente a ser seres sociales, y que el desarrollo del pequeño en la vida social es tan importante como cualquier otra cosa. Una de las funciones de la maestra es orquestar esa vida social, sea como modelo de buenas conductas sociales, sea reuniendo al grupo en actividades de movimiento, canto o juego para desarrollar la conciencia de grupo, o ayudando a los niños a resolver sus desacuerdos de manera pacífica y humana.

Orden y estructura
Madame Montessori describe el salón de clase como un lugar donde el niño se mueve a su libre albedrío y el día no se divide en periodos de trabajo, descanso y juego. Los niños son libres de escoger sus actividades dentro del salón. Proteger esta libre decisión del niño es esencial en el método Montessori. Por el contrario, en un ambiente Waldorf, se cree que el niño florece en un ambiente de ritmo, en el que el niño sabe lo que va a suceder todos los días, semana tras semana. Hay momentos para reunirse para trabajar como grupo, tiempos para jugar individualmente o con amigos, momentos para actividades dirigidas (como pintar con acuarela o hacer pan) y momentos para el juego creativo (como la personificación de un cuento, juegos de dedos o narraciones con marionetas). La maestra Waldorf sigue los ritmos y temas estacionales anuales, intercalando actividades artísticas, cuentos, canciones y versos para avivar y capturar el interés y la imaginación de los niños. Un niño anhela el ritmo y el orden en su mundo. Tanto Waldorf como Montessori reconocen esto, y ambos consideran que el ambiente físico debe tener un orden subyacente para ayudar al niño a sentirse seguro. Sin embargo, ambas filosofías lo interpretan de distinta manera: el salón Montessori enfatiza la realidad para liberar al niño de sus fantasías, mientras que el salón Waldorf enriquece el mundo de fantasía y la imaginación infantil para estimular el juego del niño.

Desarrollo intelectual
Montessori ve al niño como una persona con una mente absorbente, lista para absorber el conocimiento y la experiencia como una esponja. La teoría propone que ofrecer al niño tareas que son un reto para su intelecto, desde una edad temprana y de manera creciente, formará un niño educado. Waldorf no considera que esta sea la manera más sana de aproximarse a la educación de los pequeños. En vez de introducir un enfoque intelectual temprano, Waldorf buscar nutrir y mantener los poderes imaginativos y creativos del niño. El potencial intelectual del niño yace en su interior, y se desenvuelve gradualmente, como gradualmente va abriendo sus pétalos una flor, así el niño va pasando de una etapa de desarrollo a otra. En el salón de clases Waldorf, las maestras no buscan generar flores prematuras de conocimiento intelectual, aun cuando estas flores estén bien cotizadas. La satisfacción inmediata se deja a un lado y la atención se enfoca en el bienestar del niño a largo plazo y en proteger su niñez, con el fin de lograr un vida adulta sana y plena en el futuro.
 

Fuente: Waldorf and Montessori A Comparison by Barbara Shell – Waldorf Education, A Family Guide.

Noviembre 24, 2013
 http://lovinglearning.org/blog/author/phillywaldorf/