Jardín de niños

En un salón cálido y colorido, donde cada elemento ha sido dispuesto para impulsar el desarrollo integral del niño, creamos un ambiente óptimo para la suave transición del hogar a la escuela. Las actividades diarias, como la ronda, el juego libre, las narraciones, los trabajos manuales, artísticos y domésticos, encauzan de forma natural y rítmica, las habilidades del niño.


Hay dos palabras mágicas en esta edad del niño: imitación y ejemplo. Es muy evidente en el primer periodo de la infancia, antes del cambio de dientes, que el niño imita todo lo que le rodea. El entorno del niño debe ser tomado en el sentido más amplio posible. No solo incluye lo que lo rodea en sentido material, sino todo aquello que está alrededor de él; por eso se cuida mucho la alimentación, el descanso, las imágenes que se le muestran al niño (no se recomienda la exposición a pantallas), los juguetes, el ritmo, los gestos y las actitudes, y se promueve el contacto con el mundo natural. El niño es, todo él, como un órgano sensorio: no tiene filtros, es completamente receptivo a las impresiones del medio que le rodea.


La educación Waldorf brinda en este primer septenio los cimientos para desarrollar una voluntad fuerte y sana; se busca que el niño permanezca lo más posible en la imaginación pictórica que le permitirá posteriormente en la primaria introducirse en el mundo intelectual.

Inicial

Es la primera experiencia que los niños y las niñas tienen en la escuela y fuera de su entorno familiar, por lo que en la Escuela Waldorf procuramos que este encuentro se le asemeje al niño a la experiencia de vivir y trabajar en una gran familia: es una extensión de casa. Los grupos están formados por unos 15 niños de entre 1.6 y 4 años de edad.
Las maestras se encargan de acompañarlos cuidando que el día transcurra de manera rítmica y ordenada, preparando con amor y dedicación el ambiente del salón y las actividades de manualidades y creativas.

Preescolar

La pedagogía Waldorf busca proteger esta primera fase del desarrollo del niño, en la que es tan importante darles un ambiente propicio para la imitación, la fantasía, del movimiento y el desarrollo de su cuerpo, preparándolos para la etapa de aprendizaje intelectual que se les ofrecerá más tarde en la primaria. Los grupos comprenden en promedio 20 niños y niñas entre 4 y 7 años.

Salón de preescolar Citlalli
Salón de preescolar Ameyalli
En cada salón siempre está presente la mesa de estación, un pequeño gesto que evoca lo que acontece fuera del salón y al mismo tiempo refleja el gesto que vive en nuestro interior.
La ronda, un momento en el que el grupo completo se reúne en un círculo para juntos repetir versos y canciones acompañados por movimientos saludables acordes con el tema.
El juego libre permite la poderosa y saludable manifestación de la imitación, esa cualidad que solo se da en la infancia.
Los niños y niñas tienen la oportunidad de utilizar materiales naturales, que debido a su sencillez permiten el desarrollo de la fantasía.
Los niños participan también de actividades al aire libre.
También pueden encargarse de tareas prácticas, como la jardinería.

Un día a la semana hacemos pan y lo horneamos para comerlo después con mantequilla y miel.
 El trabajo manual acompaña a los niños en el proceso de encontrarse con ellos mismos. Hay una distinción entre inicial y preescolar.

 Para cerrar el día, los niños se acomodan alrededor de su maestra, quien les cuenta un cuento. Los cuentos tienen un papel muy importante en nuestra pedagogía pues estimulan la imaginación de los niños, a la vez que enriquecen su vocabulario y les transmiten mensajes que les permiten reconocer la bondad, la verdad y la belleza del mundo.
 Al final del día los niños descansan para cultivar el sentido vital.

 En el preescolar cultivamos los cuatro sentidos básicos: movimiento, vital equilibrio y tacto. El vital, mediante el trabajo con los demás.
 El del equilibrio, mediante movimientos.

El sentido del tacto, se desarrollo mediante el encuentro con otros.
El sentido del movimiento.

El involucrarse por completo en tales actividades favorece el desarrollo sensorio-motriz sano, que integra mente con cuerpo. Esta integración los prepara para ir desplegando sus capacidades intelectuales en la siguiente etapa.