Al comenzar la secundaria ocurre uno de los cambios físicos más característico en los jóvenes de 13 años: el crecimiento de las extremidades, que les provoca torpeza en sus movimientos.
En la clase de movimiento se trabajan movimientos coordinados que van de lo anímico a lo físico (interior al exterior). No solo trabajamos el desarrollo de las habilidades físicas y motrices, sino también lo social, que los reta a salir de su zona de confort y a desenvolverse.
Debido al crecimiento, se van desarrollando los músculos, que son parte esencial de las disciplinas deportivas, ya que son el centro de gravedad. Mantener el equilibrio es primordial en esta edad, ya que comienza a ser evidente la mayor diversidad de estructuras físicas.
Se les brindan imágenes claras en relación con el entorno, ver más allá tanto en el desenvolvimiento propio como en las dimensiones. Es importante que perciban los límites: hasta dónde puede llegar el chico, tanto en su forma de ser como en su forma de trabajar.